viernes, 19 de septiembre de 2014

El Milenio del Reino de Almeria

Introducción.- El gobernador del Norte de África, Muza, ordena a su lugarteniente Tariq el paso a la Península Ibérica con 12.000 bereberes. En el año 711 se encuentra cerca del río Guadalete o tal vez de la laguna de La Janda, donde derrota al último rey visigodo Don Rodrigo, e inicia la conquista de la Península Ibérica ofreciéndole poca resistencia la población hispana, por el descontento con dicho rey. A la vista del éxito obtenido, el propio Muza desembarca en Algeciras en el año 712, con 18.000 soldados árabes, y se une a la conquista. En el año 713 ha sido conquistada casi toda la Península Ibérica, excepto algunos territorios del Norte, recibiendo el nombre de Al-Andalus, y quedando bajo el mando de un Gobernador. En el año 755, el único superviviente de la familia Omeya, Abderramán I, desembarca en la costa de Almuñécar, y con unos 500 aliados, consigue que se le nombre Emir, del nuevo Emirato independiente del califato Abasida. Años más tarde, en el año 929, Abderramán III, se proclama Califa del AL-Andalus, y comienza un reinado lleno de esplendor, que será de los más importantes del mundo, con capital en Córdoba. En el año 1.010, el Califato se debilita y todo el territorio queda fragmentado en pequeños Reinos, llamados " Taifas ", que significa bando o facción, llegando a existir 39 taifas, tras el derrocamiento del Califa Hisham III. Cada taifa se identificó al principio con una familia, clan o dinastía. Durante el apogeo de los Reinos de Taifas (entre los siglos XI y XII), los reyes de las taifas competieron entre sí militarmente, económicamente y en definitiva en conseguir el máximo prestigio, para ello trataron de atraer a su corte a los más prestigiosos poetas, artesanos, etc. Las Taifas contrataban mercenarios para luchar contra sus vecinos o para oponerse a los Reyes Cristianos del Norte. La Taifa de Almería.- La Taifa de Almería surgió en Al-Andalus en el año 1.012, y desapareció en el año 1.091, cuando fue conquistada pos los Almorávides. El primer rey de la Taifa fue Aftah (1.012 - 1.014), que se impuso al bereber Ibn Rawis en el control de Al-Mariyya, nombre de la actual ciudad de Almería. Le sucedió Jayrán (1.014 - 1.028), que algunos lo consideran como el primer rey de dicha Taifa. Fue un importante oficial del ejército de Almanzor, además de gobernador de Al-Mariyya. Participó en numerosas campañas guerreras y quedando malherido en Córdoba, regresó a la ciudad de Almería, donde se recuperó. Atlah se había apoderado de la ciudad mientras que Jayrán estaba en campaña, y reuniendo este un ejército, cercó las murallas de la ciudad durante 20 días, después tomo la Medina y finalmente la Alcazaba, hasta que se rindió la ciudad, y se proclamó rey en el mes de julio de 1.014 (para algunos historiadores se considera esta fecha como el inicio del reino de Almería, de aquí que se cumpla un milenio en el actual año 2.014). Durante su reinado, la ciudad de Almería experimentó un gran desarrollo y la ciudad se extendió fuera del recinto amurallado, teniendo que ampliar dichas murallas de forma sucesiva. Además la ciudad tuvo un gran aumento en su población se cree que unos 27.000 habitantes aproximadamente, solamente superada por la ciudad de Córdoba, su desarrollo económico estuvo basado en el mármol de las minas de Macael y en la fabricación de tejidos de lujo, seda, oro y plata que se exportaban por todo el Mar Mediterráneo. Tuvo numerosas luchas externas, generalmente tomando partido por alguno de los distintos pretendientes al Califato de Córdoba, tras 14 años de reinado, cansado de luchar y de estar fuera de su tierra, regresó por fin a Almería y murió en ella en el mes de julio de 1.028, sucediéndole Zuhaír. Durante el reinado de Zuhaír (1.028 - 1.038), el poder de la Taifa de Almería se extendió por todo el sureste peninsular, abarcando Murcia, Jaén, zonas de Granada, de Toledo, e incluso de Córdoba, aunque pronto empezaría la decadencia y la pérdida de territorios, al enfrentarse al rey Badis ben Habús, rey de la Taifa de Granada y morir en el combate, por lo que sus posesiones fueron disgregadas y repartidas entre las Taifas vecinas. Zuhaír amplió la Mezquita de la ciudad y reforzó la muralla del arrabal de la Musalla. Se desarrollaron dos arrabales más , el de Al-Musallá y el de AL-Hawd, Oratorio y Aljibe respectivamente. Le sucedió Abu Bark al- Ramini. El reinado de Almotacín (1.052 - 1.091), tras la muerte de su padre, y con tan solo 14 años, Almotacín se convirtió en rey de Almería, bajo la regencia de Abu Utba, que se mantuvo hasta el año 1.055. Durante sus casi 40 años de reinado Almería alcanza el máximo esplendor cultural y económico, apenas superado en épocas muy posteriores. La ciudad contó con más de 10.000 telares, cuyas producciones servirán de inspiración para las de Pisa y Florencia. Había astilleros, fábricas de mosaicos, fundiciones y metalurgias, en las que se fabricaban objetos de cobre, alfarerías, factorías de sal e incluso industrias de conservas de frutas, cuyos productos eran enviados a Túnez y Egipto. La ciudad gozaría de una paz y tranquilidad, en la que se construyeron fuentes, pozos, norias, acequias y palacios. A estas actividades hay que añadir el gran florecimiento literario y cultural, llegando a la corte importantes médicos, geógrafos, literatos, poetas, historiadores, maestros, etc. Incluso el propio rey destacó como poeta. En lo político y militar, su reinado se caracterizó por escaramuzas fronterizas contra el rey de la Taifa de Granada, perdiendo de manera constante algunos territorios, como Baza, Lorca o Jaén. En el año 1.054 se perderían Los Vélez, a manos del rey de la Taifa de Sevilla, Almutamid, al final de su reinado se vio recluido en la capital y territorios cercanos. Su sucesor fue Ahmad Muízz al-Dawla. Durante el reinado de Ahmad Muízz al-Dawla (1.091), que apenas duró unos meses, la Taifa de Almería fue conquistada por los Almorávides, poniendo fin al reino de Almería. Durante el reinado de Abu Bark al-Ramini (1.038), la Taifa de Almería fue conquistada por Abd al-Malik ibn Abd´al Azziz, rey de la taifa de Valencia y nieto de Almanzor, que nombró Gobernador a Ma´n ben Muhammad, que se independizó en el año 1.044, siendo este nuevo rey de la Taifa de Almería. Durante el reinado de Abu Bark al-Ramini (1.038 - 1.052), Almería fue poco a poco subiendo de poder económico y cultural, de tal forma que con su sucesor en el trono, el esplendor

sábado, 16 de noviembre de 2013

La alcazaba de Almería

Se encuentra situada a 95 metros de altitud. Desde ella se puede divisar toda la ciudad. Fue fundada en el año 955 por Abderramán III. Fue construida como defensa de la ciudad de Almería, y como refugio de sus moradores en caso de peligro. Por sus dimensiones es la mayor alcazaba de España. Almanzor agrandó el monumento, y Hairán la embelleció con fuentes y jardines que fueron copiados de la Alhambra. Se accede al monumento por la Puerta Exterior, al lado de la cual se encuentra la Torre de los Espejos. Después de varios recodos se encuentra la Puerta de la Justicia que tiene al lado un patio interior. Esta puerta se construyó a mediados del siglo XIV con mampostería y ladrillo. En el alcazaba se pueden apreciar tres recintos: - El primero es el más extenso y servía como campamento militar y como refugio de la población en caso de asedio. Tenía tres aljibes, pero hoy día solo podemos ver uno y en ruinas. También se encuentran aquí los jardines que han sido restaurados en los años 40 y 50. A su vez se encuentra el Muro de la Torre de la Vela, que lo separa del segundo recinto, este se vio afectado por diversos terremotos, que a su vez sufrió sucesivas restauraciones. La campana de la torre de la vela la colocó Carlos III en 1765 y se utilizaba para avisar a la población de los ataques de piratas. - El segundo recinto es el núcleo fundamental de la Alcazaba. Sirvió como casa de reyes y gobernadores, así como residencia de sus guardias y servidores. Era como una pequeña ciudad que contaba con: mezquita, baños, aljibes, hornos, tiendas... El palacio de los reyes y gobernadores hoy se encuentra en ruinas. Contaba con baños públicos adosados a la muralla norte, que presenta tres naves abovedadas con un vestíbulo anterior y con dependencias de mantenimiento necesarias para la caldera y la leña, además de bancos para vestirse y desnudarse cómodamente, donde se dejaría la ropa. - El tercer recinto fue construido por los reyes católicos en 1492, terminando la Torre del Homenaje en 1534. Estaba preparado para el uso masivo de la artillería, contando con un foso en la entrada para llegar al Patio de Armas, rodeado por 2 torres semicirculares y una cuadrada (Torre del Homenaje). Dicha torre se encuentra a la derecha del patio. Por último tenemos la Torre de la Pólvora, que se encuentra en el extremo occidental de la fortaleza, llamada así por la fabricación de explosivos, y posee excelentes miradores hacia el puerto, el barrio de la Chanca y el barrio de la Hoya. Durante el siglo XI la ciudad de Almería alcanzo un gran esplendor siendo la segunda ciudad de Al-Ándalus, después de Córdoba, con una población cercana a los 30.000 habitantes y formada por tres barrios. El Hawd, la Medina, que se comunicaba con la Alcazaba y la Musalla, este último el más extenso.
Esta es la vista de la ciudad en el siglo XI.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Estudio completo sobre Fuente Álamo

EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE FUENTE ÁLAMO SITUACIÓN DEL POBLADO Este yacimiento arqueológico, situado en el término municipal de Cuevas del Almanzora (Almería), se encuentra en la margen izquierda del río Almanzora, y a 3 kilómetros y medio de distancia de dicho río, en las primeras estribaciones que dan paso a la Sierra de Almagro. Ocupa la cima de un cabezo de forma cónico-truncada, con forma bastante irregular, que se encuentra a 261 metros de altura, siendo la altura del pie a la cumbre de dicho cabezo superior a los 50 metros. Jalonado sobre las vertientes Este y Oeste, que de forma suave va descendiendo por la parte meridional. El acceso al poblado se realiza a través de las ramblas de Artésica y de Joaquinín, que vierten sus cauces sobre el río Almanzora. La costa del mar se divisa a 14,5 km en línea recta y en dirección Este. El yacimiento fue declarado el 20 de febrero de 1.996, Bien de Interés Cultural de la provincia de Almería, con la categoría de Zona Arqueológica. A principios del siglo XIX, había en la Sierra de Almagro numerosos pinos, que bien por necesidades locales, o por incendios han desaparecido en la actualidad, quedando actualmente desnudas las rocas, solamente con matorrales. Por la comarca circulan extrañas leyendas sobre tesoros enterrados en las montañas de la época árabe, o con la existencia de minas de oro. Fuente Álamo era el principal manantial de agua potable que tenía la localidad de Cuevas del Almanzora, y que se encontraba a unos 4 kilómetros de ésta. Antiguamente, grandes grupos de asnos cargados con cántaros iban en busca de dicha agua, actualmente se canalizó para el abastecimiento del pueblo. Se han documentado 20 fases estatigráficas que se encuentran asociadas a diversos horizontes de ocupación, representadas por diversas construcciones arquitectónicas, claramente diferenciadas y superpuestas entre sí, que demuestran la existencia de una secuencia cultural que abarcaría desde el Bronce Argárico Antiguo hasta el Bronce Tardío cuya ocupación continuaría en época ibero-romana y medieval. El yacimiento arqueológico de Fuente Álamo es el mejor conservado y estudiado de la Cultura Argárica, que data desde el 1.900 a. c. hasta el 1.300 a.C. Se encuentra situado en las estribaciones de la Sierra de Almagro en el término municipal de Cuevas del Almanzora. El poblado se levanta en una zona escarpada, ocupando una admirable posición estratégica que domina un fértil y pequeño valle inferior, y que controla los accesos a la parte alta de la Sierra de Almagro, de donde obtendrían los minerales necesarios para fabricar sus armas y utensilios necesarios en su forma de vida. El aprovisionamiento de agua se efectuaba a través de dos manantiales situados a los pies del cerro. El medio ambiente contaba con una mayor vegetación de la existente actualmente, y se han documentado especies como ciervos, jabalíes y corzos, típicos de los bosques, además de conejos, gatos monteses, lobos, águilas reales y gavilanes. LA VEGETACIÓN Y SU CONSUMO EN FUENTE ÁLAMO En cuanto a la vegetación, había gran variedad de especies vegetales debido a su situación entre la depresión de Vera y la sierra, con bosque de montaña (pinos de Alepo de gran altura), bosque mediterráneo (encinas, acebuches, lentiscos, alaternos y romeros), y espacios abiertos de estepa. La agricultura era mixta, pues se alternan los cereales con las legumbres. El trigo y la cebada son los cereales que más se cultivaban. En el caso de la cebada existían cinco variedades, destacando la esperta y la desnuda, con el trigo, se dan variedades como el trigo común, la esprilla y la escanda, y se ha encontrado mijo, así como dos huesos de aceituna. También han aparecido más de mil semillas de higos, lo que indica que las higueras fueron explotadas a lo largo de toda la actividad que tuvo dicho poblado. El olivo pudo cultivarse como parte integrante del matorral de la zona. Se han encontrado gran cantidad de molinos de mano para triturar cereal, algunas piezas de hoz, hazuelas y vasijas para su almacenamiento de forma esférica. También se han documentado numerosos restos vegetales, que se supone que se utilizaron como tintes algunos, y otros con carácter medicinal o como conservantes. LA CARNE Y SU CONSUMO EN FUENTE ÁLAMO En Fuente Álamo, el aporte de carne procedente de la caza es del 22%, frente al 78 % del resto de la carne. Los bóvidos aportaban un mayor porcentaje de carne, seguidos de los ovinos, caprinos y cerdos. Mientras las ovejas y cabras eran sacrificadas jóvenes, los bóvidos lo eran a edad adulta e incluso viejos en un 33%, lo que sugiere que los machos fueron castrados y utilizados como animales de tiro en labores agrícolas o bien como transporte con carros. También la carne de perro y caballo fue consumida , aunque en proporciones muy pequeñas. También se sabe, que en periodo final, fue utilizado el caballo para montar, ya que se ha encontrado un bocado de caballo en hueso. LA METALURGIA EN FUENTE ÁLAMO Los productos metalúrgicos elaborados o los artesanales de cerámica, se intercambiaron entre los diferentes poblados argáricos, así como los agropecuarios, pero a una escala no muy elevada. La metalurgia argárica no supuso una especialización, ya que esta tarea no se realizaba a tiempo completo, pues la tecnología que utilizaban era simple, lo que hace pensar que la actividad era esporádica y complementaria dentro del conjunto de actividades que se realizaban dentro del poblado, por lo que al parecer, los elementos metálicos hallados principalmente en las tumbas, indican que tienen un papel más social que utilitario. Durante un periodo superior a siete siglos, la sociedad argárica experimentó notables cambios en cuanto a las actividades metalúrgicas. En relación con la metalurgia como una de las actividades que más se llevó a cabo, se ha demostrado que a veces el metal llegaba de la zona de linares o incluso de Huelva, como de demostró con un puñal de Fuente Álamo, aunque en la mayoría de los casos el material era de lugares cercanos al yacimiento. En algunos casos el proceso metalúrgico se llevaba a cabo en las primeras fases en Fuente Álamo, y el acabado final en El Argar. También está documentada la metalurgia del oro (en muy escasa proporción), y la de la plata exclusivamente en adornos personales y en los remaches de algunas armas, esto indica que la producción de plata era escasa, por la tecnología simple empleada y por el desconocimiento de su obtención, no como ocurría en la comunidad tartésica de Huelva del siglo VIII a.C., posiblemente transmitida su obtención por los colonizadores fenicios. LA JERARQUIZACIÓN ENTRE POBLADOS En la cuenca de Vera se ha hablado de cuatro tipos de asentamientos: - Poblados centrales como El Argar, que sería el centro principal. - Poblados de segundo orden, considerados cabezas de distrito, situados en altura como Fuente Álamo, qque podría acceder a los elementos agropecuarios producidos en las llanuras, y trnsformar productos agrarios que no producían, según sugiere la ausencia de los elementos necesarios para ello, teniendo que almacenar en limpio cereales. - Fortines, como el de San Miguel (Cuevas del Almanzora), que podrían estar fortificados. - Asentamientos dependientes, mineros en la sierra, silvopastoriles en los montes o agropecuarios en el llano, y que a veces, carecen de enterramientos, y se consideran no estables, o al menos de menor duración. Las clases sociales más bajas residían en partes llanas y sus pobladores estaban vinculados a las actividades agrícolas, teniendo más acceso a productos agrarios más variados, pero en momentos de malas cosechas podrían quedar en situaciones de dependencia alimentaria. Es además interesante que los bóvidos y équidos fueron utilizados en los trabajos agrícolas, antes de su consumo, lo cual implica una especie de tributo hacia los lugares donde se consumieron dichos animales. LA CERÁMICA EN FUENTE ÁLAMO En cuanto a la cerámica, Luis Siret definió ocho tipos cerámicos bastantes uniformes y estandarizados. V. Lull, afina más, y crea nuevos subtipos en base a criterios metamórficos, técnicos y decorativos. Las formas clásicas establecidas fueron: cuencos, ollas, tinajas, tulipas, copas, vasos esféricos, platos hondos…, también aparecen vasos carenados y copas de pie alto, así como grandes vasijas para almacenamiento. Junto a la cerámica tosca de color castaño-rojizo y castaño-grisáceo, los vasos tienen una superficie negra brillante, cuidadosamente bruñida. Algunos vasos desempeñan una función funeraria, para ser depositados como ajuares en las tumbas, y a nivel técnico una arcilla muy depurada, un modelado cuidado y una superficie muy bruñida con un brillo metálico. La temperatura de cocción era relativamente baja (unos 500 grados), que contrasta con otros recipientes del poblado más conocidos (entre 600 y 650 grados) y preparados para una utilización más duradera. Los objetos de sílex, siguen teniendo un papel fundamental para las labores agrícolas, sobre todo en los dientes de hoz engarzados en soportes de madera para la recolección de las cosechas de cereales. En piedra también se ha documentado un hacha y un fragmento de ídolo. Podemos distinguir varios grupos de cerámica: Grupo 1.- Fuentes y cazuelas de carena alta y borde relativamente corto. Grupo 2.- Fuentes y cazuelas de carena alta y borde alrgado. Grupo 3.- Cazuelas y ollas de carena alta. Grupo 4.- Cuencos de carena alta y borde corto. Grupo 5.- Escudillas, cuencos y ollas globulares. Grupo 6.- Cuencos, cubiletes y ollas de paredes relativamente inclinadas. Grupo 7.- Ollas de perfil en “S”. Grupo 8.- Botellas, ollas con el cuello marcado y ollas con paredes verticales. Los grupos 1,2,3 y 4 se pueden considerar como de cerámica cuidada o de adorno. Los grupos 5,6,7 y 8 se pueden considerar como cerámica común y de cocina, para el uso diario. Se adjuntan dibujos de cada grupo, realizados por los autores: Volker Pingel, Hermanfrid Schubart, Oswaldo Arteaga, Anna Maria Roos y Michael Kunst, todos ellos investigadores y estudiosos muy reconocidos acerca del yacimiento de Fuente Álamo. LAS VIVIENDAS EN FUENTE ÁLAMO Las viviendas presentan varias estancias con funciones diversas (almacén, cocina…), levantándose mediante zócalos de piedra y madera para las techumbres. Los materiales utilizados son la piedra y la arcilla de color gris azulado, abundante en la zona, y llamada vulgarmente “tierra roya”, que aísla de la humedad que se sigue utilizando. La parte alta del poblado es un sitio público, donde se sitúa una cisterna, que pertenece a la época del Bronce Tardío, destacando por su tamaño y profundidad, que se llenaría con el agua de lluvia, y a la que tendría acceso la población de la zona media-alta de la ladera en su interior se hallaron fragmentos de cerámica y restos de ánforas romanas. También aparecen dos edificios rectangulares que no parecen corresponder a viviendas por el escaso espacio interno que ocupan, indicando que eran lugares de rituales colectivos, y de ahí su situación en la zona más alta del poblado, o bien estaban restringidos para determinados grupos sociales del poblado. La denominada casa ibero-romana, cuyas dimensiones son aproximadamente de 7,10 metros x 6,90 metros, y con una superficie de 50 metros cuadrados, de planta rectangular, siendo su superficie interior de sólo 9 metros cuadrados, que pertenece sin lugar a dudas a una etapa algo más reciente dentro de la historia del poblado de Fuente Álamo, es decir, al Bronce Tardío, muestra que el poblado se ocupó hasta fechas muy tardías, probablemente como punto de vigilancia de las poblaciones del valle. Este edificio no dispone de muro interior continuo, sino de varios tramos de muro unidos. En una primera etapa se construyó un muro de 1 metro a 1,3º metros de espesor, que rodeaba el recinto rectangular, añadiéndose en una segunda etapa a las paredes septentrional y oriental sendos muros de refuerzo de 0,70 metros a 0,80 metros de espesor, respectivamente; y en una tercera etapa se colocó en la pared occidental un muro de unos 0,90 metros de espesor. La casa de carácter singular, cuyas dimensiones son aproximadamente 9,80 metros x 8,50 metros, y con una superficie de 83 metros cuadrados, de planta rectangular, siendo su superficie interior de 15,90 metros cuadrados, sus muros están construidos en varias capas verticales. Se distingue perfectamente que un muro exterior de 1 metro a 1,30 metros de ancho, está reforzado con un muro interior de 0,90 metros de anchura aproximadamente. Los muros exteriores están constituidos por dos capas verticales y entre las capas interior y exterior, cuidadosamente dispuestas, hay un espeso relleno de piedras y mortero de barro. En su parte noroeste, la capa exterior del muro está conservada hasta una altura de 1,20 metros con seis hileras. El muro interior del edificio, conserva en casi todo su tramo la misma altura, por lo que se parece a un banco. En este edificio de observa un ligero adelgazamiento de los muros hacia arriba, pasando de 2,50 metros de anchura en la base, a 1,80 metros de anchura en la parte superior. Ambos edificios nunca estuvieron unidos, pero existe en ellos un llamativo contraste entre las enormes superficies de base y el espacio reducido del interior. Igualmente llama la atención la similitud que muestran ambos edificios en su diseño y modo construcción. Ambas plantas son cuadradas tendiendo a rectangulares, lo mismo que el espacio del interior, sus potentes muros erigidos en forma de varias capas, o bien construidos en fases diferentes, muestran una construcción cuidadosa, parece que las piedras, sin trabajar, están colocadas con un mortero de barro derivado de filita erosionada de color azulado violáceo. Ambos edificios tienen una entrada estrecha, dirigida siempre hacia la pendiente en dirección este o sureste. Estas entradas de apenas un metro de anchura, atraviesan los muros a nivel del suelo, no correspondiendo ninguna de ellas al eje del edificio. No se tiene evidencias sobre el alzado que pudieran tener los dos edificios, pero parece posible que sobre los potentes muros, se levantara un alzado de varios metros de altura, que podría estar construido incluso de piedra, o de madera y barro, pero no hay constancia segura de esto. Los muros están justificados si hubiese tenido dos plantas, en vez de una, y su altura podría alcanzar los 5 metros, elevándose los edificios por encima de los peñascos, en esta suposición, los edificios habrían ofrecido el aspecto de una construcción maciza, parecida a una torre. OTRAS CONSTRUCCIONES EN FUENTE ÁLAMO Asimismo se han localizado tres construcciones macizas de planta circular que se cree que sirvieron como almacenes de grano, quedando cubiertas por arriba, para evitar la humedad producida por las lluvias, y que estaban totalmente aislados del suelo, por el mismo motivo. Se cree que pudieron contener varios tipos de cereales, que eran productos importantes para la alimentación de los habitantes del poblado. En las excavaciones llevadas a cabo en 1985, salió a la luz una gran cisterna, de planta ovalada, más amplia en la superficie y más reducida en profundidad, resultando de forma evidente que sus paredes fueron cortadas, formando talud en la roca natural. La longitud de la cisterna es de unos 9 metros aproximadamente, y su anchura máxima de unos 7,50 metros aproximadamente, y su profundidad sería de unos 3,50 metros. El abastecimiento de agua del poblado se realizaría a través de los manantiales que se encuentran a los pies del cerro, pero también tendría importancia el aporte de aguas por precipitaciones que caía en dicha cisterna. El revestimiento interior se hizo de piedras sin labrar, de tamaño mediano, trabadas entre sí por una pasta impermeable de color azulado hecha de barro y filita triturada. El primer estrato que se deposita sobre el fondo de la cisterna es de limo, de color verdoso, a partir de ese momento parece ser que se descuida la limpieza de la misma, por lo que se interpreta como un cambio de interés por parte de los habitantes del poblado, que pudiera implicar una utilización diferente del agua allí depositada. Se cree que pudo dejar de beberse, tras aparecer materiales de estancamiento, que podrían resultar nocivos para la salud de los habitantes del poblado. Tras el abandono de la misma, aparecieron derrumbes de piedras continuos, destruyéndose sus paredes paulatinamente con derrumbes y sedimentos caídos desde arriba, no siendo retirados posteriormente. En su interior se han encontrado restos de vasijas de cerámica que se depositaron en su interior a propósito, por carecer de valor para sus usuarios. EL FINAL DE FUENTE ÁLAMO El poblado de Fuente Álamo fue abandonado a partir de un momento del Bronce Tardío, el citado abandono hubo de ser prolongado, y ello se acusa en la construcción de la cisterna, donde nuevos hallazgos arqueológicos que se documentan pertenecen a la época iberorromana. Las gentes que se asentaron entonces en el cerro hubieron de encontrar un hundimiento sospechoso en la cima, quizás tuvieron que limpiar la cisterna de las aguas de lluvia que quedaban empozadas, retirando parte del relleno de la antigua cisterna, y excavando para alcanzar una longitud de 10 metros y una anchura de 8 metros, sin embargo, su profundidad sería como mucho de 2,50 metros. Los habitantes del poblado se fueron principalmente por la mala gestión de sus recursos naturales, la desforestación a la que fue sometida la zona, que ya sufría aridez, por ser muy escasa las precipitaciones, y la cantidad de incendios, se cree que muchos fueron provocados, para aprovechar el suelo para pastos, de tal forma que la vegetación fue cambiando continuamente, haciéndose cada vez más escasa. Los bosques originales se fueron transformando en matorrales y en plantas espinosas. A esta conclusión han llegado los científicos de la Universidad de Murcia, gracias al estudio de los fósiles de polen y de los carbones encontrados en el subsuelo. LAS CLASES SOCIALES EN FUENTE ÁLAMO En cuanto a las clases sociales, se pueden distinguir cuatro niveles sociales: - Los miembros importantes de la comunidad, que era la clase dominante de la sociedad y que tienen los más ricos ajuares, donde se han encontrado espadas, diademas, albardas, diferentes vasijas, objetos de plata y presencia de oro, también pertenecían a este nivel sus mujeres e hijos/as. Actuarían como príncipes o jefes del poblado, administrando justicia, y dirigiendo la guerra en caso necesario contra sus vecinos. - Los miembros de pleno derecho de la comunidad, donde se han encontrado ajuares relativamente ricos, con cuchillos, puñales, punzones, vasijas, y algunos objetos de plata. Estaría constituido por la mayoría de la población, y en caso de guerra defenderían el poblado bajo la dirección de sus jefes. - Los servidores de la comunidad, con ajuares sin valor social pero con otros valores, encontrándose cuchillos, puñales, punzones y muy pocas vasijas. No serían muchos y llevarían a cabo los trabajos más dificultosos que no efectuaban los miembros de pleno derecho de la comunidad. - Por último, estarían los extranjeros, cautivos o esclavos, que serían los que no contienen ningún tipo de ajuar en sus tumbas. Estos cautivos seguramente habían infringido las leyes y tendrían castigos temporales o de por vida, según las faltas cometidas. Los esclavos serían prisioneros de guerra hasta que morían. LOS DATOS FUNERARIOS Y SU CONTEXTUALIZACIÓN Aunque existen muchos criterios, para deducir las diferencias sociales en el mundo argárico a partir de los enterramientos, se ha prestado especial atención a los adornos con metales nobles (oro y plata) y a las armas de diferentes dimensiones como espadas, hachas, alabardas y puñales. Se ha sugerido un aumento de la jerarquización a partir de las dataciones de las tumbas. Además se ha podido determinar que en las tumbas de las clases altas se incluyeron objetos de cerámica hechos expresamente para el funeral, poco cocidos y por ello vistosos, pero poco resistentes. Respecto a la escasez de indicios de muerte violenta por cortes producidos con elementos metálicos, podemos decir, que no todos los individuos fueron inhumados, y sobre todo los que cayeron en actividades bélicas; aparte de que no todas las heridas alcanzaron los huesos. La diferenciación entre ajuares masculinos y femeninos, y a veces femeninos sin ajuar permite plantear que las mujeres tuvieron un papel subordinado respecto a los hombres. La posición de la mujer es importante en relación a otras mujeres, pero poco importante si se compara con las de los hombres. La división social del trabajo venía determinada por la edad y el sexo; los estatus sociales más elevados corresponden a varones adultos, que pueden ser asimilados a grandes guerreros, y que alguno de ellos sería jefe del poblado; estos tienen un papel muy destacado en momentos de conflicto con otras comunidades, o en las tensiones que pudieran surgir entre las propias unidades familiares del poblado. La misma jerarquía se pude aplicar a las mujeres entre sí, pero están en un plano diferente de desigualdad con respecto a los hombres. Las armas actúan como medios de simbolismo, los estatus sociales masculinos sobresalen sobre los femeninos, y elementos como las alabardas, hachas y espadas aparecen exclusivamente asociados a grupos de hombres adultos. LA MUJER EN FUENTE ÁLAMO La mujer era fundamental en la existencia de la población de Fuente Álamo, su jornada de trabajo era agotadora tendría que levantarse muy temprano y acostarse muy tarde. Casi siempre estaría embarazada, era la encargada de preparar la comida, amamantar a los hijos/as pequeños/as cuidar de ellos/as, ayudar en las tareas agrícolas y ganaderas, tejer, traer el agua, acarrear productos agrícolas, ayudar en la construcción, etc. Aunque eran menos importantes que los hombres, ya que vivían en una sociedad muy machista, su labor era fundamental, y sin su trabajo constante, el poblado no podría existir. LAS CREENCIAS EN FUENTE ÁLAMO Los habitantes de Fuente Álamo creían en otra vida después de la muerte, llegando a incorporar a sus tumbas grandes objetos de lujo para su viaje a la eternidad, aunque eran también un poco materialistas. En la arqueología de la muerte se observan claramente las diferencias sociales entre ricos y pobres. Los rituales sobre los enterramientos relacionados con la comensalidad estaban asociados al ritual funerario argárico. Las evidencias arqueológicas de estos rituales estarían relacionadas con la producción de vasijas de cerámica asociadas al consumo de alimentos y bebidas que creían que les serviría para la otra vida. Por otra parte, los restos de bóvidos y de ovicáprinos, de edades jóvenes, aparecidos en las tumbas, se debe al sacrificio de estos cuando tenía lugar la muerte de una persona importante del poblado, y que eran consumidas por toda la comunidad Los ajuares funerarios argáricos han sido tradicionalmente considerados como ofrendas, que pertenecían a diferentes creencias. La gran variedad de ajuares de las tumbas se debía a la clara diferencia de clases sociales. Los ajuares cerámicos y los productos cárnicos pueden tener relación con una fiesta de comensalidad relacionada con el difunto o difunta, siendo más o menos fastuoso, según el rango social de la familia. LOS ENTERRAMIENTOS EN FUENTE ÁLAMO Había tres tipos de enterramientos: - Los enterramientos en covachas, realizadas por los hombres del poblado y excavadas en las rocas naturales cercanas al poblado, que se encuentran todas en pendiente, de manera frontal, y se cerraba mediante grandes lajas de piedra inclinadas sobre la cámara. - Los enterramientos en urnas, que consiste en introducir al difunto en posición fetal, y colocarlo en grandes vasijas de cerámica enterradas debajo de los pavimentos de las casas (por los restos óseos conservados, se cree que eran sepulturas infantiles). - Los enterramientos en cistas, que presentan una forma rectangular, colocando en cada una de sus caras una laja grande de piedra, y se tapaba con otra gran laja en sentido horizontal (estos enterramientos se hacían para las clases sociales más importantes). El número total de tumbas halladas asciende a ciento quince si se tienen en cuenta tres que Siret debió excavar, peor que nunca aparecieron en su obra de 1890. Distribuidas a lo largo de toda la extensión del yacimiento, situadas bajo los suelos de las casas o en todo caso cerca del espacio doméstico, tratándose siempre de inhumaciones individuales. MORTALIDAD Y ENFERMEDADES EN FUENTE ÁLAMO La mortalidad en las sociedades pre-industriales argáricas está bien definida. La mortalidad era más elevada entre los niños y niñas menores de 2 años, ya que esta era la etapa más crítica de la vida en esta época, a continuación le seguía la de la población mayor de 50 años, a la que llegarían varios individuos, posteriormente le seguía la segunda infancia , que comprendía niños y niñas de 3 a 12 años, después iba la población de adultos entre los 20 y los 50 años, las mujeres morían a la hora del parto de forma elevada, y los hombres en acciones de guerra, que eran constantes; y por último la edad juvenil, comprendida entre los 13 y los 19 años, donde las muertes por guerras eran menores, y los partos también. Los pobladores de Fuente Álamo, solía tener artrosis en las articulaciones de la cadera, rodillas y pies y en la columna vertebral, por lo que se ha podido comprobar que algunos individuos tuvieran que hacer importantes sobreesfuerzos físicos, guardando una relación con lo accidentado del relieve de dicho poblado. Las infecciones serían constantes, provocando el mayor número de fallecimientos, además de las enfermedades del aparato respiratorio, como gripe, resfriado, e incluso la tuberculosis; y otras del aparato digestivo como la gastritis, tifus, y otros procesos diarreicos, contraídos por la ingesta de agua no potable, así como por consumir alimentos en malas condiciones. Otro hecho importante que se puede constatar, es que tenían perros en proceso de domesticación, y está comprobado que algunos de ellos se llegaron a consumir, al igual que otros mamíferos, al recuperarse restos de ellos entre los desechos alimentarios del poblado. También se han encontrado restos humanos consumidos por perros (de tumbas destruidas seguramente con el paso de los tiempos, a las que tuvieron acceso los canes), dichos huesos han sufrido alteraciones por su consumo, y son el resultado de heces de perro no fosilizadas. LA EXTENSIÓN DEL POBLADO DE FUENTE ÁLAMO Al aumentar la población del poblado de Fuente Álamo, ésta se fue extendiendo por la ladera de la montaña, y parece ser que tuvo varias fases de crecimiento, como lo demuestra la existencia de varias murallas para su defensa. Posteriormente la ladera fue abandonada, y la población ocupó por último la cumbre del cerro. La población máxima del poblado se estima en unas 300 personas, pero hubo muchos momentos en que la población no pasaría de 100 personas, y en los últimos años de vida del poblado, la población descendería a menos de 20 personas, que al final emigrarían a otros lugares, pero este descenso se fue haciendo paulatinamente en el tiempo. Dentro de los poblados argáricos, quedaban separados los barrios ricos de los pobres, quedando en las partes bajas los más pobres. Existía una gran diferenciación entre el trabajo de hombres y mujeres, estando asumido el concepto de núcleo familiar, tal y como se concibe en la actualidad. Se generaliza la herencia familiar, según Fernando Molina, profesor de prehistoria de la Universidad de Granada, que sostiene que el poder y la riqueza iba pasando de unos miembros a otros de la misma familia. Existía una relación muy estrecha con los antepasados, por lo que enterraban a sus muertos dentro de las casas (sobre todo las clases elevadas), siendo más materialistas que espiritualistas. Un hecho que llama la atención es el gran número de tumbas infantiles sin ajuar, o cuando lo tienen es bastante escaso y siempre relacionado con elementos típicos femeninos (vasos, pendientes, pulseras, cuentas de collar, punzones, y rara vez puñales, que también se asocian a tumbas de mujeres adultas), lo que nos indica que en la infancia no existía segregación de sexos. Los ajuares femeninos son también escasos. EL COMERCIO EN FUENTE ÁLAMO Según la teoría de Fernando Molina, profesor de prehistoria de la Universidad de Granada, es posible que comerciaran con las mujeres como un producto más de intercambio, bien con fines de evitar conflictos, o como forma de someterse a los que tuvieran más poder (en esta teoría el debate está abierto). También existía un comercio con productos alimenticios (cereales, frutas, hortalizas, productos cárnicos,etc), además de herramientas y útiles de bronce, así como de vasijas de cerámica. FUENTE ÁLAMO EN LOS MUSEOS ARQUEOLÓGICOS El yacimiento arqueológico de Fuente Álamo tiene su sitio en el Museo Arqueológico de Cuevas del Almanzora (Almería), con maquetas del poblado, y piezas encontradas en él; también hay una reconstrucción de una vivienda y de un enterramiento en cista. En el Museo Arqueológico Provincial de Almería, la segunda planta está dedicada a la Cultura Argárica, presenta un recorrido en rampa y en zigzag, evocando los caminos de acceso al poblado de Fuente Álamo. En una de las vitrinas se exhiben los diferentes tipos de cerámica argárica y espectaculares conjuntos funerarios de las tumbas número 75 y de número 111. En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid están la mayoría de las piezas arqueológicas encontradas en el poblado. LA CULTURA ARGÁRICA Toma su nombre por el poblado de El Argar, situado en una meseta, a la orilla del río Antas, en la provincia de Almería. Hay tres teorías clásicas sobre la formación de la Cultura Argárica: - La primera teoría fue formulada por el ingeniero belga Luis Siret, que cree que apareció como consecuencia de una oleada de inmigrantes, que llegaron a sureste español, naciendo entre ellos una nueva etapa cultural, estos inmigrantes serían seguramente invasores celtas de origen centroeuropeo. - La segunda teoría la formula J. Martínez Santaolalla, que propuso un origen mediterráneo, atendiendo al paralelismo existente entre los yacimientos argáricos y los del bronce de Anatolia (Turquía), y los de la cuenca del mar Egeo (Grecia), llegando a firmar que hubo una migración en bloque hacia las costas del sureste español. - La tercera teoría pertenece a P. Bosch Gimpera, que veía la cultura argárica como el resurgir de las poblaciones almerienses del final del Neolítico, que no conocen más innovación tecnológica que la utilización del bronce, en lugar del cobre. El Argar es la cultura más avanzada de la Península Ibérica durante la Edad del Bronce, se cree que esta sociedad estuvo organizada a través de un estado centralizado, teniendo como centro principal a El Argar, y el resto del territorio estaría dividido en áreas regionales, con sus respectivos poblados centrales, siendo uno de ellos el de Fuente Álamo. Se detecta una organización de grupos, siendo la minería la actividad más importante que se desarrollaba en Fuente Álamo. La sociedad está fuertemente militarizada, como se puede comprobar por la cantidad encontradas en todos los enterramientos, por lo que se cree que estarían en continúas guerras con los pueblos vecinos. La búsqueda del metal (oro, plata, cobre, estaño, etc), se convierte en una necesidad general, utilizándose preferentemente para la elaboracón de armas y de instrumentos de trabajo. El hombre de El Argar tendría una estatura media de 1,69 metros y su complexión sería más bien débil que fuerte. Entre la población no existían las caries dentales, según se ha podido comprobar, ya que en su dieta no estaban presentes los hidratos de carbono. La cultura argárica que se asentó en el sudeste de la península, desapareció por una mala gestión de sus recursos naturales. El colapso ecológico tuvo mucho que ver con la deforestación a la que sometieron a la zona, que ya sufría de aridez, y en la que los incendios fueron una constante. Ésta es la conclusión a la que han llegado los científicos de la Universidad de Murcia, gracias al estudio de los fósiles de polen y de los carbones hallados en el subsuelo. La minería se intensificó y comenzaron a producirse excedentes agrícolas y una mayor explotación de los bosques. La Cultura de El Argar marca el comienzo de la Edad del Bronce en el Sudeste peninsular caracterizada por enterramientos en las áreas de habitación, bajo el suelo de las casas habitualmente. Siempre inhumaciones en posición flexionada, contienen por lo general solo un individuo que puede acompañarse en ocasiones de ajuar. Es dentro del análisis de éste último donde, en el presente artículo, se realiza una aproximación a la variedad de los punzones metálicos a partir del análisis morfométrico de los casos documentados en las sepulturas de los yacimientos de Fuente Álamo (Cuevas de Almanzona, Almería) y La Cuesta del Negro (Purullena, Granada). Los resultados muestran que las características de estos objetos reflejan que no son idénticos, a pesar de que habitualmente se integren bajo un mismo grupo denominado punzones, y que esas diferencias tienen una fuerte relación con la categoría social del difunto, tal y como habitualmente se ha referido a partir de otros indicadores (del ajuar, del contenedor funerario o de los mismos inhumados). Se sabe que se extendieron los fuegos provocados, quizá para aumentar los pastos, y la vegetación fue cambiando continuamente, haciéndose cada vez más escasa. Los bosques originales se transformaron en matorrales y plantas espinosas. CAMPAÑAS DE EXCAVACIÓN DE LUIS SIRET Durante las campañas de excavación realizadas por Enrique y Luis Siret se encontraron los siguientes objetos: - Objetos de piedra: sierras de pedernal, hachas y fragmentos de hachas pulimentadas de diorita, tres piedras de afilar, un disco redondo de traquita tallado, varios cantos que han servido de majaderos, percutidores, alisadores, etc., una piedra formando cúpula, cuya superficie está cubierta de estrías circulares, que podría servir para atrancar una puerta, produciéndose las estrías por el movimiento de vaivén ; una gran piedra alargada, que presenta una ranura en una de sus extremidades, siguiendo todo el contorno; otro fragmento de otra piedra, con dos ranuras; una tercera más pequeña; un canto de arenisca, que se podría haber utilizado como piedra de afilar; otra más pequeña; un pequeño trozo de ocre rojo y un gran número de muelas para moler grano. - Objetos de hueso y marfil: una treintena de puntas de hueso de diversas formas; un pequeño tubo de hueso acanalado; un trozo de peine de marfil y fragmentos de astas de gamo agujereadas en su parte media. - Conchas: gran cantidad de conchas marinas, la mayor parte de ellas agujereadas. - Objetos de tierra cocida: varias pesas de tierra apenas cocidas, de color amarillento; dos husos enteros y un tercero roto; algunas vasijas de tierra cocida enteras y fragmentos numerosos de otras, citando doce fragmentos de cuellos de copas y trozos de vasijas con adornos. - Objetos de cobre y bronce: fragmentos de cinceles y de punzones; una sortija; un pequeño fragmento de alabarda; dos clavos con cabeza, probablemente romanos y el fiel de una balanza también romana. En cuanto a las sepulturas de Fuente Álamo, podemos decir que las inhumaciones fueron practicadas en el mismo poblado, en sepulturas hechas con lajas de piedra, o en el interior de grandes urnas de tierra cocida. Dichas sepulturas se encontraban a una distancia de la superficie que variaba entre 0 y 2,50 metros. Se han encontrado 46 de ellas. Descripción de las más destacadas: Sepultura número 7.- Tiene forma de caja rectangular, formada por seis lajas de pudinga. En ella se encontró un brazalete de plata; cuatro sortijas enteras, un fragmento de otra , dos pendientes de oreja, todo de plata; un punzón del mismo metal; un cuchillo de metal con tres pasadores; una especie de vasito de plata, que sirvió como pomo de algún mango; una pequeña vasija y una copa de tierra cocida, así como fragmentos de otra vasija. Los huesos del esqueleto se hallaban en mal estado. Fuera de la cista aparecía otra copa, que es probable que se hubiera puesto allí de forms deliberada. Sepultura número 9.- Tiene forma de caja, de pequeñas dimensiones, formada por seis lajas de pudinga, labradas y yuxtapuestas con cuidado, y aseguradas exteriormente con piedras hincadas en el terreno por todo el contorno. Sus dimensiones eran 82 cm de largo, 55 cm de ancho y 50 cm de alto. Las juntas cerraban herméticamente, de forma que esqueletos y ajuar se encontraban intactos y en su primitiva posición, exentos de ese barro que se ha encontrado en todas las tumbas. La cista la ocupaban dos esqueletos, uno masculino y otro femenino. Los cuerpos estaban encojidos, según la costumbre, de forma que las rodillas se tocaban con la barba, sobre el pecho del hombre se había colocado una espada de bronce de 58 cm de larga; también aparecieron dos hojas de cobre y bronce con cuatro pasadores; un brazalete de bronce; siete pendientes de oreja o sortijas de plata; un collar de diez cuentas de marfil, dos cuentas de cobre y otras ocho hechas de una pasta vítrea de color azulada-verdosa con algunas partes blancas; trozos de una estrecha tira de plata, que forman parte de los restos de una diadema que se encontraba bajo el cráneo de la mujer; fragmentos de madera, que provienen del mango de un punzón desaparecido; una copa de tierra cocida de forma alargada, dentro había una pequeña vasija y a su lado un anillo de metal, este objeto, por las manchas verdes de carbonato de cobre, sabemos que rodeaba el cuello; otras dos copas de cuello aún más largo, una de ellas contenía un taza y dos vasijas en forma de olla. Sepultura número 10.- Estaba formada por dos losas longitudinales, que constituyen las paredes, de 50 cm una y de 90 cm la otra, según esto, se observa, que se había practicado delante de la cámara sepulcral un pequeño recinto, en el que se había depositado una gran vasija de tierra cocida y otra muy pequeña. Sepultura número 11.- Tenía forma de urna, colocada aproximadamente a un metro por encima de la precedente. Sepultura número 12.- Tenía forma de urna , tapada con una losa, y por su mobiliario se sabe que era una tumba de mujer. Se encontró un pequeño brazalete de una aleación de cobre y plata; un punzón; un puñal de metal: un pendiente de oreja de plata; una gran vasija rota de tierra cocida; otra vasija con forma de calabacita, muy toscamente ejecutada y provista de dos asas, una de ellas rota. Sepultura número 13.- Se encontraba al lado de la anterior y tenía también forma de urna, pero de pequeñas dimensiones, puesta de pie y cubierta con una piedra plana, conteniendo los restos de un niño, que habría pertenecido a la mujer de la tumba anterior, obedeciendo a un tierno sentimiento de unión entre estos dos seres. Sepultura número 14.- Nos ha proporcionado una especie de broche de plata, constituido por una chapa provista de dos clavijas. Sepultura número 18.- Tenía forma de caja hecha con losas, de 84 cm de largo, 54 cm de ancho y otros 54 cm de alto. Estaba llena de tierra y las osamentas se hallaban completamente desmenuzadas. Contenía una alabarda, seis gruesos pasadores de plata la fijaban al puño de madera, del cual quedaban aún algunos vestigios; además se encontró un puñal de metal muy deteriorado; un pequeño pendiente de oreja de oro ; una taza de fondo plano de tierra cocida, hecha muy toscamente y un hacha depositada al lado del difunto, por lo que se cree que perteneciera a un individuo de sexo masculino. Sepultura número 1.- Es la sepultura más notable, por sus dimensiones extraordinarias. Sus dimensiones eran: 225 cm de largo, 120 cm de ancho y 125 cm de alto. Un lado pequeño lo formaba una losa de pudinga de 10cm a 15 cm de espesor. Las paredes alargadas la formaban dos losas de la misma clase, no juntándose demasiado bien, por lo que quedaba un hueco, que se había tapado con piedras. La tapa de la cista se había caído en su interior, y por eso estaba llena de tierra. Del esqueleto solo se ha podido recoger un trozo de la mandíbula inferior. Los objetos del ajuar funerario encontrados eran: una gran vasija de tierra cocida; otra de pequeñas dimensiones; una gran hacha o alabarda de cobre, provista de un fuerte nervio central y de cuatro pasadores; un gran puñal de bronce, con siete pasadores pequeños (la hoja era plana y ancha y llevaba grabada en hueco cuatro líneas convergentes, con la punta rota); dos especies de clavos de metal, que llevaban adheridos restos de fibra de madera perpendiculares a su longitud, que podrían utilizarse para la confección de una vaina; y por último, un brazalete de oro macizo, con un peso de 114 gramos, por sus dimensiones, se deduce que no fue hecho para llevarse en las muñecas, sino más bien en una parte del brazo, en el que quedaba fijo, seguramente por encima del codo. Después de las primeras excavaciones llevadas a cabo por los hermanos Enrique y Luis Siret, en los años ochenta del siglo XIX, se llevarían a cabo otras excavaciones, bajo la dirección del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid, durante 1977, 1979, 1982, 1985, 1988, 1991, 1996 y 1999. CAMPAÑA DE EXCAVACIÓN DE 1985 Durante la campaña de excavación de 1985, se estudiaron un total de 20 sepulturas, de estas, 8 son enterramientos en vasija, 3 son de cistas, 8 de covachas y la sepultura 79 es de forma indefinida. De las 45 sepulturas mencionadas por Luis Siret, 11 son enterramientos en cistas y 34 lo son en vasija; a éstas habría que sumar las 41 tumbas encontradas entre las campañas de 1977 a 1985, con 10 enterramientos en cistas, 12 en covachas y 19 en vasija, obteniendo un total de 105 sepulturas. Algunas de estas tumbas fueron expoliadas, o bien fueron destruidas por la construcción de edificios de la época argárica. Estudio de algunas tumbas: Sepultura número 80.- Se encontró en la parte baja de la ladera occidental, el nicho había sido excavado en la roca virgen, el techo de la covacha se encontraba hundido, con una profundidad de 0,80 metros, 1,10 metros de anchura y 0,70 metros de altura. Contenía dos esqueletos, en postura fetal, dispuestos detrás de las losas de cierre en paralelo a las mismas y ocupando la extensión más ancha de la covacha, el esqueleto más cercano a la salida corresponde a un hombre, y el que está detrás, empujado hacia la pared del fondo, corresponde a una mujer. Entre ambos enterramientos debe haber pasado un periodo largo de tiempo, encontrándose la mujer en un estado avanzado de descomposición, cuando su esqueleto fue empujado hacia atrás para hacer sitio. Se trataría de dos enterramientos, pero con intervalo considerable de tiempo, y posiblemente no serían marido y mujer. Sepultura número 90.- Representa una covacha grande ubicada en la fila superior de la ladera occidental. Delante del nicho se encuentra un recinto excavado en la roca de 1,40 metros de largo y de 1,30 metros de ancho. La sepultura estaba cerrada por una losa inclinada de gran tamaño (1,28 metros x 1,26 metros y de unos o,22 metros de espesor), contra la cual se apoyaba una losa más pequeña. De la entrada arrancaba un pasillo de 0,60 metros de largo y casi la misma anchura, que conducía al nicho propiamente dicho. El esqueleto correspondía a una mujer, colocada en posición fetal, atravesado hacia la entrada, en cuya dirección se hallaba la cabeza. El ajuar consistía en un puñal de mango alargado y redondeado con tres remaches, y muy oxidado; un punzón; un pequeño vaso carenado, perteneciente a la época temprana y una gran vasija. Sepultura número 75.- Está situada en la fila de tumbas superior a la ladera oriental. Su destrucción tuvo lugar en tiempos tempranos, posiblemente con la construcción o ampliación de la cisterna. De 2 metros de profundidad, 0,80 metros de anchura y una altura de 1 metro. Las losas de cierre han desaparecido por completo, y el techo está hundido en la mayor parte. Contiene dos esqueletos en postura encogida , que se corresponden con un hombre y una mujer, con los pies de ambos hacia la entrada. El esqueleto masculino estaba acompañado por un ajuar especialmente rico, compuesto por un puñal con siete remaches y con el mango curvado; una alabarda de las de mango salido con siete remaches relativamente largos; un anillo de oro macizo que se encontraba en el antebrazo único por su forma y técnica de fabricación, pero cerca del codo: una fuente pequeña y una gran vasija carenada. El portador de este anillo podría ser una figura muy importante dentro del poblado. CAMPAÑA DE EXCAVACIÓN DE 1999 Se hicieron cortes en las laderas oeste, sur y este del cerro. Las excavaciones se llevaron a cabo entre el 17 de septiembre y el 31 de octubre de 1999. La campaña fue concebida por parte del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid y de la Junta de Andalucía. Debido a los problemas de almacenamiento que tiene el Museo Arqueológico Provincial de Almería, los hallazgos materiales se depositaron en el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora, habilitándose nuevas dependencias para trasladar todos los materiales que se encontraron. Era de esperar que un asentamiento de este tamaño, con su situación estratégica con varios edificios y estando habitado de una manera intensa durante siglos, tuviera una protección y un límite señalado, hacia el valle, o hacia los montes vecinos, pero por ahora no hay ninguna prueba verdadera de la existencia de fortificaciones en los poblados argáricos de esta región. Los grandes edificios de la cima demuestran que los habitantes de Fuente Álamo eran del todo capaces de construir edificios con muros de considerable potencia. Queda pendiente la posibilidad de que existiera una línea de fortificaciones en el pie del cerro, incluyendo tal vez a la fuente. Las construcciones modernas podrían haber eliminado las murallas, en caso de que estas existieran, tomando en consideración que las mismas terrazas de las laderas empinadas así como las casas erigidas sobre ellas, cuyas paredes de varios metros de alto presentaron unos frentes dispuestos escalonados gradualmente, de forma que en parte darían la vuelta al cerro, y que podrían al mismo tiempo haber servido de fortificación para el núcleo del poblado, sin que hubiera sido preciso construir una verdadera fortificación. Descripción de las sepulturas más destacadas: Sepultura número 91.- Es un enterramiento en urna, que contenía restos óseos de un sujeto de muy corta edad, como máximo de dos meses de vida, que se encontraba en posición fetal. La urna estaba rodeada por algunas piedras y sin ajuar. Sepultura número 92.- Es también un enterramiento en urna, y según sus restos óseos representa a un sujeto de entre nueve a doce meses de edad, en posición fetal. La urna estaba rodeada casi por completo de piedras y sin ajuar. Sepultura número 96.- Enterramiento de urna, con restos óseos de un individuo de doce a dieciocho meses de edad, en posición fetal, rodeada por algunas piedras y sin ajuar. Sepultura número 93.- Es una inhumación en posición fetal depositada en una fosa con fuerte protección de piedras. Los restos óseos corresponde a una mujer mayor con el siguiente ajuar: una vasija carenada baja; una pequeña hoja de puñal con tres agujeros para los remaches; un punzón y una cuenta de hueso. Sepultura número 111.- Era una tumba en pithoi, de unos 2,20 metros de larga y una anchura de 1,50 metros, fue excavada en los restos constructivos y estratos de derrumbe más antiguos de la época argárica. La boca estaba orientada hacia el este. El pithoi se depositó en la fosa con una ligera inclinación, de modo que la boca quedara más alta que el fondo redondeado y en posición fetal. El cambio de los huesos se debe a la descomposición del cuerpo y al desmoronamiento de la parte superior de la urna, y posiblemente a la actividad de animales como un factor añadido. Estaba tapada por una losa de pizarra de color gris azulado de 60 cm de larga, 60 cm de ancha y un grosor de 7 cm., el peso de la losa hizo que esta cediera. . El ajuar encontrado era especialmente relevante: varias vasijas de cerámica de diferentes formas y tamaños; 12 anillos de bronce y plata; 4 brazaletes de bronce y plata ; más de 30 cuentas de collar de piedra, algunas importadas y 12 cuentas de plata de diferentes tipos. Sepultura número 112.- Era una tumba también en pithoi, con un diámetro aproximado de un metro, que profundiza hasta el suelo virgen compuesto de una arcilla de color amarillo, producto de la descomposición de las dolomías. El espacio entre la urna y el borde de la fosa se rellenó cuidadosamente con piedras de distinto tamaño, entre las cuales se encontró también un molino. En el este de la tumba apareció otro gran molino, que podría servir para tapar la boca del pithoi, que estaba orientada hacia el este. La difunta se introdujo en la urna con la cabeza por delante, y en posición fetal, causando la impresión de estar in situ , el brazo derecho estaba doblado, pareciendo que con la mano se tocaba la barbilla, mientras que el brazo izquierdo estaba detrás del cuerpo Sepultura número 68.- era una cista, esta tumba quedó cerrada tan herméticamente que no penetró tierra en su interior, por lo que después de levantar la losa de la cubierta, su ajuar quedó al descubierto, que era de solo algunas vasijas. Alabardas encontradas en Fuente Álamo ALJIBE DE FUENTE ÁLAMO. Fuente Álamo es hoy día un yacimiento arqueológico de la cultura argárica, de gran interés turístico, visitado por turistas, así como por escolares de institutos y colegios de toda la comarca, e incluso de lugares más lejanos. Los trabajos que puedan realizarse sobre dicho yacimiento, tienen un mayor aliciente para los alumnos/as, ya que se pueden ver, fotografiar, etc. Boletín Oficial de la Junta de Andalucía Boletín número 58 de 18/05/1996 1. Disposiciones Generales Consejería de Cultura DECRETO 82/1996, de 20 de febrero, por el que se declara bien de interés cultural, con la categoría de zona arqueológica, el yacimiento denominado Fuente Alamo, en el término municipal de Cuevas de Almanzora (Almería). Atención: La información contenida en estas páginas no tiene validez legal. I. El artículo 13.27 de la Ley Orgánica 6/1981 de 30 de diciembre del Estatuto de Autonomía para Andalucía, establece la competencia exclusiva de la Comunidad Autónoma en materia de Patrimonio Histórico, Artístico, Monumental, Arqueológico y Científico y el art. 6.a) de la Ley 16/1985 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español determina que se entenderán como Organismos competentes para la ejecución de la Ley, «los que en cada Comunidad Autónoma tengan a su cargo la protección del patrimonio histórico¯. Asimismo, el art. 2 del Decreto 4/1993 de 26 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Organización Administrativa del Patrimonio Histórico de Andalucía, atribuye a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la competencia en la formulación, seguimiento y ejecución de la política andaluza de Bienes Culturales, referida a la tutela, enriquecimiento y difusión del Patrimonio Histórico Andaluz, siendo de acuerdo con el art. 3.3, el Consejero de Cultura el encargado de proponer al Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, la declaración, y competiendo, el art. 1.1 a este último, dicha declaración. II. La zona arqueológica se ubica en un paisaje serrano, estrechamente conectado con la cuenca del río Almanzora, en el cual se ha podido constatar la existencia de un paisaje, mucho más productivo de lo que es actualmente, con evidencias arqueológicas de carácter relevante. Lo primero que nos traduce es la irrupción de unas comunidades de economía básicamente agrícola en la montaña, y por lo tanto un proceso de adaptación de aquellas comunidades al entorno serrano. A través de las investigaciones realizadas en Fuente Álamo, se ha demostrado que formaba parte de una organización compleja, en la que los poblados se organizan en función del centro metalúrgico, siendo una de sus funciones, la conexión de la riqueza mineral de la serranía con los modos de vida de la vega. Los datos que puede ofrecer Fuente Álamo para aumentar el conocimiento sobre el desarrollo de las comunidades argáricas, y, la continuación del poblamiento en épocas posteriores, hacen necesaria su protección a través de la declaración de Bien de Interés Cultural como zona arqueológica. III. Por Orden del Ministro de Cultura de 18 de noviembre de 1980, se consideró urgente la declaración de Monumento Histórico Artístico y Arqueológico, de carácter nacional, a favor del yacimiento denominado «Fuente Álamo¯, en término municipal de Cuevas de Almanzora, Almería. En su consecuencia, la Dirección General de Bellas Artes, por Resolución de 24 de noviembre de 1980, incoó expediente de declaración de Monumento Histórico-Artístico y Arqueológico a favor, entre otros, del yacimiento Fuente Álamo¯, en Cuevas de Almanzora, provincia de Almería, según la Ley de 13 de mayo de 1933, sobre defensa, conservación y acrecentamiento del Patrimonio Artístico Nacional, siguiendo su tramitación según lo previsto en dicha Ley, el Decreto de 16 de abril de 1936 y el Decreto de 22 de julio de 1958, de acuerdo con lo preceptuado en la Disposición Transitoria Sexta Primera de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español. En la tramitación del expediente emitieron informe favorable a la declaración, tanto la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Sra. de las Angustias, en 25 de enero de 1992, como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 7 de marzo de 1995. De acuerdo con la legislación vigente, se cumplieron los trámites preceptivos abriéndose un período de información pública y concediéndose trámite de audiencia al Ayuntamiento y particulares interesados. Terminada la instrucción del expediente, según lo previsto en el art. 14.2 del citado texto legal, procede la declaración de Bien de Interés Cultural de dicho yacimiento, con la categoría de Zona Arqueológica, así como y, de conformidad con lo prevenido en la Disposición Adicional Primera de la Ley 16/1985, en relación con el art. 8 del Reglamento de Protección y Fomento del Patrimonio Histórico de Andalucía, aprobado mediante Decreto 19/1995 de 7 de febrero, la inclusión del mismo en el Catálogo General del Patrimonio Histórico. En virtud de lo expuesto y de acuerdo con lo establecido en los artículos 6 y 9.1 y 2 de la Ley de Patrimonio Histórico Español; artículo 11.2 del R.D. 111/1986, de 10 de enero(nueva redacción dada tras la promulgación del R.D. 64/1994, de 21 de enero), en relación con el artículo 1.1 del Reglamento de Organización Administrativa del Patrimonio Histórico Andaluz, a propuesta del Consejero de Cultura y previa deliberación del Consejo de Gobierno en su reunión del día 20 de febrero de 1996. DISPONGO Artículo 1º Se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica, el yacimiento denominado «Fuente Álamo¯, en el término municipal de Cuevas de Almanzora (Almería). Artículo 2º La delimitación literal de la zona arqueológica se ha realizado en base a las excavaciones llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Alemán desde 1977, extendiéndose por la cima de un cerro y sus laderas, al Sur de la Sierra Almagrera. La zona arqueológica se define mediante coordenadas geográficas U.T.M. siguiendo la figura poligonal que mejor se adapte al yacimiento, quedando delimitada por los lados del polígono, anotándose la distancia en metros que unen los vértices contiguos del polígono. PERSONAJES IMPORTANTES RELACIONADOS CON EL POBLADO DE FUENTE ÁLAMO LUIS SIRET Luis Siret es considerado el padre de la arqueología almeriense, por la importancia de sus investigaciones. Sus trabajos sobre el terreno y los estudios realizados posteriormente rompen con el vacío existente que hasta ese momento había caracterizado a esa rama de la ciencia histórica existía en la provincia de Almería. Nació en Saint Nicolás (Bélgica), el 26 de agosto de 1.860. Su padre (alto funcionario del gobierno belga), poseía una gran inquietud por los temas literarios, históricos y arqueológicos, lo que lo llevó a formar parte de la Real Academia de su país y de la Comisión de Monumentos, llegando a publicar varios estudios históricos, y a dirigir la publicación de una revista de arte. Este interés por la cultura en sus más variadas facetas, fue transmitida a sus hijos Enrique y Luis. El mayor, Enrique, fue el primero en llegar a Cuevas del Almanzora en el año 1.878, junto a su amigo Antonio Petre, al terminar sus estudios de ingeniería en la Universidad de Lovaina, para ocuparse de los trabajos de mantenimiento del desagüe general , entonces a cargo de la sociedad francesa Compañía Minera de la Provincia de Almería, pero al poco tiempo, tras suspenderse las labores de desecación por parte de dicha empresa, ambos técnicos se ven obligados a buscar otras actividades profesionales. El hermano menor, Luis, finaliza también sus estudios de ingeniería en Lovaina (Bélgica), y aprovechando un viaje de vacaciones de Enrique a Bélgica, y por las muestras de restos arqueológicos que este le enseña como puntas de flecha, objetos de cerámica, puñales, ornamentos de plata y de cobre, etc. hallados en Cuevas del Almanzora, Luis decide acompañar a su hermano a la localidad anteriormente citada. En 1.879, la Sociedad de Vecinos de Cuevas del Almanzora les encarga el proyecto para traer aguas potables a la población, haciéndose cargo inmediatamente del proyecto. Estudió ingeniería de minas, y fue contratado en 1.880 por la Compañía Minera de Sierra Almagrera, instalándose junto a su hermano Enrique en la localidad de Cuevas del Almanzora. Su interés por la arqueología, la desarrolló durante los primeros siete años de estancia en Cuevas del Almanzora, con la excavación y estudio de dos docenas de yacimientos, que han servido de base para conocer mejor nuestro pasado desde el Paleolítico hasta los inicios del metal. Casi desde el primer día, los hermanos Siret realizan excursiones a los alrededores de la población en busca de tesoros arqueológicos, excavando en los parajes de Campos y Tres Cabezos. Su primer libro publicado: “Las primeras edades del metal en el sureste de España”, obtuvo el premio Concurso Martorell, la medalla de oro de la Exposición Universal de Toulouse en 1.887 y de Barcelona en 1.888. Con la muerte de su padre en 1888 fijará definitivamente su residencia en España, que sólo abandonará para contraer matrimonio en marzo de 1891 con su compatriota María Belpaire. Como consecuencia del nacimiento de su segundo hijo en 1895, se produce el fallecimiento de su mujer a los 28 años de edad, a pesar de este golpe tan duro, trata de vencer su tristeza, dedicándose con mayor ahínco a su trabajo. Con la muerte de su hermano Enrique, acaecida en 1.905, se observa cierto cambio de actividades arqueológicas, en las que busca otros colaboradores, como Pedro Flores, natural de Antas, que aparte de ser su capataz, fue su hombre de confianza y autor material de muchas de sus excavaciones. Otros colaboradores fueron Juan Cuadrado, nacido en Vera, y Federico de Motos, natural de Vélez Blanco, ambos amigos y discípulos suyos. Luis Siret murió en su casa de Herrerías (barriada de Cuevas del Almanzora),el 7 de agosto de 1.934, a la edad de 74 años, y al parecer de pulmonía. Actualmente sus restos reposan junto a los de su esposa en el Cementerio Municipal de la localidad de Águilas (Murcia). Había donado al Estado Español la mayor parte de su colección de materiales y documentos de las diferentes excavaciones, con el deseo de que una parte se quedaran en Almería, que por entonces no tenía lugar adecuado donde conservarlos. Entonces la donación pasó a los fondos del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, donde aún residen actualmente, excepto algo que se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial de Almería. Existiendo también colecciones en museos de Barcelona, Bruselas, Berlín, Londres, etc. La Junta de Andalucía reconoce actualmente lo que se le debe a Luis Siret, considerándolo como el padre de la arqueología almeriense. En junio de 1984, durante en cincuentenario de su muerte, se celebró en el salón de plenos del Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora un congreso-homenaje en su memoria; así como diversas ponencias sobre arqueología en el colegio público de la localidad Álvarez de Sotomayor, donde intervinieron personas de gran prestigio de la arqueología nacional e internacional. En el año 2009, con motivo del 75 aniversario de su muerte, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía organizó el Memorial Luis Siret, que tuvo lugar el 1 de julio de 2009, interviniendo varias personalidades de la localidad, de la provincia y profesores de arqueología de universidades. El 1 de diciembre de 2010, el Instituto de Estudios Almerienses ha creado el Premio de Prehistoria y Arqueología de la Península Ibérica Luis Siret. OSWALDO ARTEAGA A lo largo de su dilatada carrera profesional, el Dr. Arteaga ha venido promoviendo cuatro amplias vertientes de investigación, cuyos estudios abarcan desde los tiempos prehistóricos, pasando por los protohistóricos relativos a las sociedades fenicias y tartesias, ibéricas y púnicas, hasta la época romana. Una primera línea de investigación, basada sobre todo en las excavaciones arqueológicas del Proyecto Porcuna (provincia de Jaén) y del Proyecto Fuente Álamo (Cuevas del Almanzora, provincia de Almería), tiene por objeto esclarecer en comparación con el mundo oriental el origen de una Primera Civilización Estatal en el ámbito atlántico-mediterráneo de la Península Ibérica, como propia de una Economía Política occidental, a partir de c. 3000 ANE en adelante. Este planteamiento conlleva analizar desde el sudeste hasta el entorno de la Baja Andalucía el proceso formativo de las sociedades post-argáricas y pre-tartesias (Bronce Tardío) que siendo contemporáneas con el mundo micénico a su vez constituyeron durante el Bronce Final en Occidente el paradigma poblacional conocido por los fenicios fundadores de la ciudad de Gadir. Una segunda línea de investigación, en estrecha relación con la "teoría del Estado" referida a las formaciones económico-sociales antes mencionadas, ha sido la centrada en el cuestionamiento económico-político y cultural del Hierro Antiguo orientalizante. El objetivo de la misma queda cifrado en el entendimiento de la aparición de la Civilización Urbana fenicio-tartesia en la Baja Andalucía, para desde la noción del proceso histórico relativo al territorio de Tarsis-Tartesos-Turdetania comprender el desarrollo paralelo del mundo ibérico y de las poleis púnicas occidentales significadas en Gadir, Malaka, Sexi y Abdera. La tercera línea de investigación, en correspondencia con el mundo occidental, ha sido enfocada al conocimiento de las sociedades y culturas ibéricas del sudeste, Levante, Bajo Aragón y Cataluña, intentando establecer una alternativa explicativa a las llamadas "invasiones indoeuropeas". La visión contrastada desde Andalucía, entre la Civilización Urbana fenicio-tartesia y el origen del mundo ibérico, posibilita establecer un paradigma para nada dependiente de la versión difusionista de una "Cultura Hallstáttica" como la planteada por el Historicismo Hispánico tradicional. La cuarta línea de investigación, no menos interesante que las tres antes citadas, radica en la aplicación de la Geoarqueología como una ciencia interdisciplinar abocada en el estudio de las transformaciones paleoambientales y alteraciones ecológicas ocurridas en las costas atlánticas-mediterráneas de Andalucía durante todo el Holoceno. El propósito de estos trabajos geoarqueológicos estriba en evaluar el impacto antrópico que sobre la naturaleza han venido propiciando las sucesivas formaciones sociales que desde la Prehistoria hasta el presente habitaron en estos espacios litorales, coadyuvando a la plasmación de los paisajes que ahora se observan. HERMANFRID SCHUBART Hermanfrid Schubart (1939, Kassel, Alemania) curso sus estudios en las universidades alemanas de Greifswald y Lepzig, doctorándose en la Universidad de Greiswald en 1955, con una Tesis sobre la Edad del Bronce en Mecklenburgo. Desarrolló su actividad docente en las Universidades de Greiswald y Munich, (Alemania). De 1957 hasta 1959 fue colaborador del Instituto de Prehistoria y Protohistoria da Deutsche Akademie der Wissenschaften. Desde 1981 hasta 1994 fue Director del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid. Schubart, pre- y protohistoriador, fue, desde 1967 hasta su jubilación en 1994, subdirector y luego director del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, desde donde realizó una gran labor, cosechando además muchos amigos. Persona muy afable y de notable humanidad, es además un "primer espada" en el Eneolítico, Bronce y colonización fenicia de la Península Ibérica. Sobre todo sus trabajos en las factorías feno-púnicas meridionales y en los yacimientos del Cobre y Bronce portugueses supusieron un notable impulso para el interés y los estudios nacionales sobre dichas épocas. Ya desde sus publicaciones ibéricas iniciales (en el Archäologischer Anzeiger de 1964 sobre la desembocadura del río Vélez, con Niemeyer y Pellicer, y en Arquivo de Beja de 1965 sobre la necrópolis de Alalaia en el Baixo Alentejo) quedó apuntada su doble actividad posterior, excavando yacimientos como Morro de Mezquitilla, Toscanos, Alarcón, Jardín, Trayamar, Cerro del Mar (todos en Málaga), Torres Vedras (Zambujal), Pedra do Ouro (Alenquer, con Vera Leisner), o Huelva, hasta las más recientes en Fuente Álamo (Almería, con V. Pingel y O. Arteaga, vid. Madrider Beiträge 25, 2000), de todas las cuales publicó puntualmente sus resultados Ha sido nombrado Doctor Honoris Causa por las Universidades de Oporto y Madrid. Desarrolló gran parte de sus investigaciones en la Península Ibérica, participando en excavaciones como las de Zambujal (Portugal). Schubart, pre- y protohistoriador, fue, desde 1967 hasta su jubilación en 1994, subdirector y luego director del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, desde donde realizó una gran labor, cosechando además muchos amigos. Persona muy afable y de notable humanidad, es además un "primer espada" en el Eneolítico, Bronce y colonización fenicia de la Península Ibérica. Sobre todo sus trabajos en las factorías feno-púnicas meridionales y en los yacimientos del Cobre y Bronce portugueses supusieron un notable impulso para el interés y los estudios nacionales sobre dichas épocas. Ya desde sus publicaciones ibéricas iniciales (en el Archäologischer Anzeiger de 1964 sobre la desembocadura del río Vélez, con Niemeyer y Pellicer, y en Arquivo de Beja de 1965 sobre la necrópolis de Alalaia en el Baixo Alentejo) quedó apuntada su doble actividad posterior, excavando yacimientos como Morro de Mezquitilla, Toscanos, Alarcón, Jardín, Trayamar, Cerro del Mar (todos en Málaga), Torres Vedras (Zambujal), Pedra do Ouro (Alenquer, con Vera Leisner), o Huelva, hasta las más recientes en Fuente Álamo (Almería, con V. Pingel y O. Arteaga, vid. Madrider Beiträge 25, 2000), de todas las cuales publicó puntualmente sus resultados. El que fuera director del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid, Hermanfrid Schubart, que se encargó de los trabajos de investigación en el yacimiento prehistórico de Fuente Álamo en Cuevas del Almanzora, ha firmado los derechos de cesión de su última obra. El libro, ‘Tumbas de Fuente Álamo: aportación de los ritos funerarios y cronología de la Cultura de El Argar’, será editado en español y publicado por el Instituto de Estudios Almerienses. Cabe destacar también que las excavaciones científicas que desarrolló el Instituto Arqueológico Alemán en Cuevas aportaron a la Cultura de El Argar todos los datos precisos para su correcta interpretación en el proceso histórico. El 29 de marzo de 2012, el famoso arqueólogo dio una conferencia en el Salón de Actos de la Casa Torcuato Soler Bolea sobre las XVI jornadas de historia local que este año se han dedicado a las excavaciones de Fuente Álamo de 1977 a 1999. Un multitudinario público atendió con interés a la magistral conferencia llevada a cabo por el arqueólogo sobre sus investigaciones y descubrimientos acerca del poblado , que cuenta con más de 4000 años de historia. Al terminar, el ayuntamiento le otorgó una placa , agradeciéndole su participación en estas jornadas.

domingo, 19 de febrero de 2012

Luis Siret

Luis Siret es considerado el padre de la arqueologia del sureste español, y sobre todo de la provincia de Almería. Nació en Saint Nikklas (Bélgica), el 26 de agosto de 1860. Su afición por la arqueología surge por su padre, que era funcionario del gobierno belga, y poseía pasión por los temas históricos, literarios y arqueológicos, llegando incluso a formar parte de la Real Academia de Bélgica y de la Comisión de Monumentos, llegando incluso a publicar varios estudios en una revista de arte.
Luis Siret tenía un hermano mayor, llamado Enrique, que tras terminar sus estudios de ingeniero de minas en la Universidad de Lovaina, llega a Cuevas del Almanzora en 1878, para ocuparse de los trabajos de mantenimiento del desagüe general de la localidad, pero al poco tiempo, tras suspenderse su trabajo, se ve obligado a buscar otras actividades profesionales. En 1979 se le encarga el proyecto para traer agua potable a Cuevas del Almanzora.
Durante ese mismo tiempo, su hermano menor, Luís Siret, ha terminado sus estudios , lo mismo que su hermano de ingeniero de minas, en la Universidad de Lovaina, lo mismo que su hermano. Enrique se va de vacaciones a Bélgica, y posiblemente atraido por los restos arqueológicos que le muestra su hermano (puntas de flecha, y objetos de cerámica y de cobre), Luis Siret decide acompañar a su hermano. Nada más llegar a Cuevas del Almanzora, los dos hermanos realizan excursiones en busca de restos arqueológicos por los alrededores de la localidad, cosa que hará durante los siete primeros años de su estancia. Llega a excavar dos docenas de yacimientos por todo el sureste español, siendo los más importantes " Los MIllares " y " Fuente Álamo " (ambos en la provincia de Almería); llevando a cabo un estudio, que ha servido para conocer mejor el modo de vida de nuestros antepasados, desde el Paleolítico, pasando por el Neolítico, el Mesolítico y el Calcolítico.
Tras la publicación de su primer libro " Las primeras edades del metal en el sureste de España ", recibe el premio Martorell, así como las medallas de oro de la Exposición Universal de Toulouse en 1887 y la de la Exposición Universal de barcelona en 1888, respectivamente.
A partir de 1888, tras la muerte de su padre, fijar+a definitivamente su residencia en España, que sólo abandonará para contraer matrimonio en marzo de 1891, con su compatriota María Belpaire. Como consecuencia del nacimiento de su hijo en 1895, se produce el fallecimiento de su mujer a los 28 años de edad, y a pesar de este duro golpe de la vida, para tratar su tristeza y desolación, se dedica con mayor fuerza a su trabajo.
Al morir en 1905, su hermano Enrique, se observa un cierto cambio en sus actividades arqueológicas, llegando a buscar otros colaboradores, como Pedro Flores, vecino de Antas, que será su capataz, además de su hombre de confianza y autor material de muchas excavaciones. Otros colaboradores serán Juan Cuadrado, natural de Vera y Federico de Motos, natural de Vélez Blanco, ambos amigos y discípulos suyos.
Luís Siret murió el 7 de junio de 1934, en su casa de Herrerías (barriada de Cuevas del Almanzora), a la edad de 74 años. En 1933, se creaba el Museo Arqueológico Provincial de Almería, donde se expondrán al público ejemplares duplicados de su colección.
Actualmente sus restos, lo mismo que los de su esposa reposan en el cementerio de la localidad de Águilas (murcia).
Desde el 4 al 10 de junio de 1984, y con motivo del cincuentenario de su muerte, se le nombró hijo predilecto de Cuevas del Almanzora, y se le hizo un homenaje por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, de la excelentíma Diputación Provincial de Almería y del Ilustrísimo Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora, donde se llevaron a cabo ponencias de prehistoria y arqueología por proferore/as y arqgueólogos/as de renombrada importancia en España, dichas ponencias se llevaron a cabo en el comedor escolar acondicionado para dichos actos, del Colegio " Álvarez de Sotomayor "!.

Cueva de los Letreros

La Cueva de los Letreros se encuentra situada en la falda del monte Maimón, en el término municipal de Velez Blanco. Sus medidas son: 25 metros de ancho y 6 metros de profundidad, su acceso es bastante dificultoso por lo escarpado del terreno, pero recientemente se ha creado una pasarela de madera que permite llegar a la cueva sin ninguna dificultad.
En dicha cueva se han identificado 174 representaciones de lo que se denomina arte rupestre levantino con figuras de animales, sobre todo cabras, ciercos, etc, todas ellas de form muy esquematizada, así como hombres y mujeres, que de forma general tienen los brazos y las piernas arqueadas, y que se fechan en torno a los 7500 años antes de Cristo.
La cueva fue descubierta en 1861, por el almeriense Antonio Góngora y Martínez, siendo declarada en 1924 Monumento Histórico Nacional, en fecha más reciente Patrimonio de la Humanidad.
En este abrigo rocoso se descubrió la figura del Indalo (figura antropomórfica),representa una figura humana con los brazos extendidos y un arco sobre sus manos, si bien su significado no ha sido esclarecido de forma definitiva,existiendo varias teorías que apuntan todas a un carácter mágico y sagrado de aquellas culturas. El Indalo se ha convertido en el símbolo más representativo de la provincia de Almería.
La gente lo conocía como el hombre del arco, y ya se pintaba en color ocre, en las fachadas de las casas de Mojácar, duranre el siglo XIX, considerándolo como un portador de la buena suerte. Los arqueólogos descubrieron que era la representación de un dios prehístorico de una antigua ciudad de Oriente Medio, que sujeta el arco iris con los brazos abiertos y protege de las fuertes lluvias, que daban lugar a temibles inundaciones.
Se bautizó con el nombre de Indalo, por San Indalecio, uno de los siete varones apostólicos, que vinieron a predicar durante el siglo I de nuestra era al sureste español, y dentro de este en la provincia de Almería, siendo el gran impulsor de la religión católica en dicha provincia.
Hoy se vende en llaveros, dibujado en cerámica, en cuadros, colgantes, pendientes, sortijas, etc.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La edad de los metales en Almería

La Edad de los metales se divide en: Edad del Cobre, Edad del bronce y Edad del hierro .La Edad del Cobre recibe el nombre de Calcolítico, porque se utiliza también la piedra, y se divide en: Calcolítico Antiguo, que va desde el 3400 a. C. al 3000 a. C.; Calcolítico Pleno, que va desde el 3000 a; y el Calcolítico Reciente que va desde de 2600 a. C.al 2000 a. C. La Edad del Bronce se divide en: Bronce Antiguo, fechado entre el 2000 a.C. y el 1500 a. C.; el Bronce Medio, fechado entre el 1500 a. C. y el 1300 a. C. ; el Bronce Tardío, fechado entre el 1300 a. C. y el 1100 a. C.; el Bronce Final I, fechado entre el 1100 a. C. y el 850 a. C.; el Bronce Final II, fechado entreel 850 a. C. y el 750 a. C.; y el Bronce Final III, fechado entre el 750 a. C. y el 600 a. C.La Edad del Hierro, que se divide en: Hierro Antiguo, fechado entre el 600 a. C. y el 500 a. C.; el Hierro Pleno, fechado entre el 500 a. C. y el 200 a. C.; y el Hierro Tardío, fechado entre el 200 a. C. y el cambio de fechas actuales (año 1). La edad del cobre aparece en Almería durante el IV milenio a.C.,. El poblado más representativo de Almería es el de Los Millares, excavado por Luis Siret, interpretándolo en un principio como una colonia fundada por los fenicios.


Los principales yacimientos calcolíticos de la provincia de Almería son: Zájara (Cuevas del Almanzora), Campos (Cuevas del Almanzora), Almizaraque (Herrerías - Cuevas del Almanzora), Las Pilas (Mojácar), El Tarajal (Níjar), Chercos (Terrera Ventura -Tabernas), Los Millares (Santa Fé de Mondújar – Gádor), El Barranquete (Níjar) y Ciavieja (EL Ejido).


Todos estos yacimientos han sido excavados o reexcavados muy recientemente, por lo que la documentación extraída está aún en fase de estudio, y se espera que pronto contemos con nuevos datos que amplíen el conocimiento que tenemos de estos grupos humanos.

Todos estos poblados se localizan sobre pequeñas mesetas, junto a ríos o ramblas y, por lo general, alrededor del poblado se construye una muralla, quedando fuera de ésta la necrópolis. En el interior del poblado se distribuyen las cabañas, de forma oval o redonda, construidas con zócalos más o menos altos de mampostería tratada con barro, sobre el que se apoyan las paredes de adobe y los techos de ramas y barro. El tamaño de las casas varía entre los 12,50 metros cuadrados y los 50 metros cuadrados, siendo más frecuentes los valores intermedios, pero todas son multifuncionales, ya que además de ser lugares de descanso, lo son de producción, almacenamiento y consumo.


Entre los años 2.500 a.c. y el 2.000 a.c., aumenta la población debido a que los recursos agrícolas aumentan considerablemente, la conservación de los alimentos mejora y se comienzan a explotar los cultivos del olivo y de la vid.


La ganadería está representada principalmente por cabras y ovejas, seguida de cerdos, y por último de bóvidos, aunque a veces la fauna de caza de forma esporádica.


Las principales actividades artesanales son la alfarería, que es muy variada, y se utiliza para la preparación de alimentos, el almacenamiento de cereales y para el agua. Las formas van desde pequeños vasos, cuencos, ollas, platos grandes, fuentes, cazuelas y orzas. Todas las piezas se realizan a mano, y a una temperatura de cocción que oscila entre los 600 y los 800 grados.


En la metalurgia se utiliza el cobre, y se han hallado leznas, punzones, hachas planas, algunas sierras, pequeños puñales y objetos de adorno. La industria del sílex se sigue utilizando de forma muy común para fabricar útiles relacionados con la recolección o la caza, como hojas, dientes de hoz o puntas de flechas. También se utiliza el hueso pulido, el marfil y las cáscaras de huevos de avestruces. La cestería se llegó a trabajar así como son los tejidos.


Los grupos de parentesco o linajes pequeños constituyen unidades de producción integradas por varias familias nucleares que habitan en cabañas, donde se realizan actividades productivas domésticas, siendo los más ancianos los representantes del grupo. El culto a los antepasados da cohesión al grupo de parentesco, de ahí la importancia que adquieren los enterramientos colectivos, donde cada grupo o linaje entierra a los suyos.